Parálisis Cerebral (PC)
La parálisis cerebral es un grupo de trastornos que afecta la capacidad de una persona para moverse, mantener el equilibrio y la postura. Los trastornos aparecen durante los primeros años de vida. Por lo general, no empeoran con el tiempo. Las personas con parálisis cerebral pueden tener dificultades para caminar. También pueden tener problemas realizando tareas como escribir o usar tijeras. Algunas tienen otras afecciones médicas, como trastornos convulsivos, o discapacidad mental.
La parálisis cerebral ocurre cuando las áreas del cerebro que controlan el movimiento y la postura no se desarrollan correctamente o se lesionan. Los signos prematuros de parálisis cerebral suelen aparecer antes de los 3 años de edad. Frecuentemente, los bebés con parálisis cerebral son más lentos para voltearse, sentarse, gatear, sonreír o caminar. Algunos niños nacen con parálisis cerebral; otros la adquieren después del nacimiento.
No existe una cura para la parálisis cerebral, pero el tratamiento puede mejorar las vidas de quienes la sufren. El tratamiento incluye medicinas, aparatos y terapia física, ocupacional y del habla.
La parálisis cerebral no tiene una causa única. Hay muchas razones por las que alguien podría tener parálisis cerebral. Un niño no nacido podría haber sufrido una lesión en el cerebro o tuvo un desarrollo anormal del tejido cerebral. Estos se llaman “causas prenatales”, que significa que ocurrieron antes del nacimiento. Estas causas son responsables de aproximadamente 70% de los casos de parálisis cerebral. Otro 20% de los casos de parálisis cerebral es causado por una lesión cerebral que pasa durante el proceso de nacimiento incluyendo bajos niveles de oxígeno durante el parto o por complicaciones de la prematuridad.
La parálisis cerebral adquirida ocurre cuando hay daño cerebral durante el primer año de vida. Este daño puede ser causado por infecciones cerebrales, como la meningitis bacteriana o encefalitis viral. También puede ser causada por una lesión en la cabeza – como de un accidente de vehículo de motor, una caída o maltrato infantil.
A veces, la causa real de la parálisis cerebral de un niño en particular no se puede determinar.
Existen tres tipos de parálisis cerebral:
La parálisis cerebral espástica, que cursa con rigidez y dificultades de movilidad.
La parálisis cerebral atetoide (también llamada discinética), que cursa con movimientos involuntarios y descontrolados.
La parálisis cerebral atáxica, que cursa con alteraciones en el sentido del equilibrio y en la percepción de la profundidad.
La parálisis cerebral afecta a la coordinación y al control muscular, de modo que hasta los movimientos más sencillos, como estar de pie, plantean dificultades. Otras funciones vitales que también implican la participación de la motricidad, como respirar, el control intestinal y vesical (o urinario), la alimentación y el aprendizaje también pueden verse afectadas por la parálisis cerebral. Esta afección no empeora con el paso del tiempo
Prevención de la parálisis cerebral
En muchos casos, se desconoce el origen de la parálisis cerebral, de modo que no hay forma de prevenirla. Pero, si vas a tener un bebé, puede adoptar las medidas necesarias para tener un embarazo sano y a término, reduciendo, así, el riesgo de que tu hijo tenga una parálisis cerebral. Antes de que una mujer se quede embarazada, es importante que lleve una dieta sana y que se asegure de tratar de forma adecuada cualquier problema médico que pueda tener. En cuanto sepa que está embarazada, es fundamental que reciba atención médica prenatal (que incluye tanto la toma de vitaminas prenatales como la evitación del alcohol y de cualquier droga ilegal. Si toma algún medicamento, revíselos con su médico para asegurarse de que sus posibles efectos secundarios no pueden ocasionar anomalías congénitas en el bebé. El control de la diabetes, la anemia, la hipertensión y las deficiencias nutricionales durante el embarazo ayuda a prevenir los partos prematuros y, consecuentemente, algunos casos de parálisis cerebral. Cuando el bebé haya, la mamá podrá adoptar una serie de pautas para reducir el riesgo de que sufra daños cerebrales, que podrían derivar en una parálisis cerebral. No zarandee nunca al bebé, lo que podría provocarle el síndrome del bebé sacudido y lesiones cerebrales. Si viajan en auto, asegúrese de que el bebé viaje en una silla de seguridad correctamente instalada y con las sujeciones bien cerradas; en caso de accidente, el bebé estaría lo más protegido posible. Esté pendiente de la medida en que el bebé se expone al plomo en el entorno doméstico, ya que las intoxicaciones por plomo pueden ocasionar lesiones cerebrales. También es importante que su hijo reciba las vacunas a tiempo, porque estas lo protegerán de infecciones importantes, algunas de las cuales podrían ocasionar graves lesiones cerebrales que podrían evolucionar a una parálisis cerebral.
Cómo afecta la parálisis cerebral al desarrollo
Los niños afectados por una parálisis cerebral presentan grados de discapacidad física muy diferentes. Algunos presentan escasas dificultades, mientras que otros estas gravemente afectados, dependiendo del alcance de su daño cerebral. Por ejemplo, la lesión cerebral puede ser muy leve y afectar solo a la parte del cerebro que controla la marcha, o puede ser mucho más extensa y afectar al control muscular de todo el cuerpo.
El daño cerebral que ocasiona una parálisis cerebral también puede afectar a otras funciones cerebrales, pudiendo provocar otras afecciones médicas. Entre estos problemas médicos, se incluyen las deficiencias visuales y la ceguera, las pérdidas auditivas, la aspiración de alimentos (inhalación de alimentos o líquidos hacia el interior de los pulmones), el reflujo gastroesofágico (que puede cursar con regurgitación), los problemas del habla, el babeo, la caries dentales, los trastornos del sueño, la osteoporosis (huesos frágiles y quebradizos) y los problemas de comportamiento. Las convulsiones, los problemas del habla y de la comunicación y el retraso mental son habituales en los niños afectados por las formas más graves de parálisis cerebral. Muchos de ellos presentan problemas que requieren tratamiento continuo y el uso de dispositivos, como aparatos ortopédicos o sillas de ruedas.